27 de noviembre de 2011

No te amo como lo hacía ayer.


Cuando te vayas, no pienses que voy a intentar que te quedes.
Y a lo mejor cuando vuelvas, ya habré encontrado otro camino.

Después de tanto tiempo sigues debiendo. Y vas a pasar otra noche a solas.
Así que coge tus guantes y vete, vete mientras puedas.

Cuando te vayas, ¿Te darás la vuelta para decirme, no te amo como lo hacía ayer?

A veces lloro tanto y suplico. Estoy cansada y enferma de que esto te importe tan poco.
Pero cuando ellos te derriben y te hundan es donde vas a quedarte. Solo.

Después de todo lo que has salvado, después de todo lo que te queda, te sigues arriesgando.
Así que seca tus lágrimas y vete, vete mientras puedas.


Cuando te vayas, ¿Te darás la vuelta para decirme, no te amo como lo hacía ayer?

Cuando te vayas, ¿Vas a tener el coraje para decirme, no te amo como lo hacía ayer?



"My hard romance, my painfull romance, my secret romance, my sweet romance, My Chemical Romance"



Por todas esas personas a las que quieres, pero cuando te quieres dar cuenta te han dejado solo. 

Capítulo 6 "Él, yo, nosotros y los demás"



Me apoyé sobre el coche, lleno de agujeros... Me tapé la cara con las manos, intentando no pensar en nada. Pero era imposible, estos dos días eran demasiado para mí. Me estaba viniendo abajo.
Entonces sentí como alguien pasaba su brazo sobre mí. Me apoyaba sobre su pecho y silenciosamente me escuchaba llorar.
No fue difícil imaginar que era Rupert. Levanté la cabeza, estaba muy sonrosada, y tenía los ojos rojos.
- Rupert, lo siento. Siento haberte causado problemas. Pero me marcho. No quiero quedarme aquí ni un minuto más y ser causa de discursiones, o ponerte en peligro. Soy un estorbo, y así solo conseguiré que te hagan daño. - Dije echa un paño de lágrimas.
Me di la vuelta para subirme al coche, pero algo, o mejor dicho, alguien, me lo impedía. Rupert me estaba sujetando la mano. Le miré y vi como sus ojos se hacían agua, estaba nervioso, y esta vez no sonreía.
Tiró de mí, hacía el, y se acercó despacio a mi cara. Cuando estábamos a unos pocos centímetros el uno del otro, le volví a mirar fijamente. El sonrió, yo sonreí. Con eso me habría bastado, pero entonces ocurrió. Nuestros labios se juntaron.
Cerré los ojos en aquel momento tan mágico, dejé que él me llevase. Dejé que él me disfrutase. Era lo que los dos queríamos. Se fue acercando, y sin separar nuestros labios, ni abrir nuestros ojos, fuimos dando pequeños pasos, hasta quedar yo pegada al coche. Me sentía increíblemente bien, no quería que terminase jamás, porque no me creía que estuviera sucediendo.
Entonces el me cogió la cara por ambos lados, de forma muy dulce, con sus manos, firmes. Se separó de mi un momento, y me dijo:
-No quiero que te marches. Me haces falta.
- Me quedaré si tu me lo pides. - Contesté rápidamente.
- Evangeline, quédate conmigo, por favor. 
En ese momento, en mi cara estaba la sonrisa más grande que en ella cabía. Le pasé una mano tras la cabeza, y la otra posado en su hombro, me acerqué mucho a su oido, y le dije:
- Perfecto. Pensé que nunca me lo pedirías.
Entonces sentí como él dejaba asomar su sonrisa, por eso yo, también sonreí, otra vez. 

6 de noviembre de 2011

Capítulo 5 "Él, yo, nosotros y los demás"


Me subí al coche, e hice lo que Rupert me dijo. Entonces él subió también y nos marchamos lo más rápido que pudimos. Cuando a penas llevábamos un par de minutos en el coche, nos dimos cuenta de que nos seguían.
Rupert intentó quitárselos de encima, distraerlos. Pero ellos no tardaron en disparar contra nosotros.
La primera bala golpeó la esquina derecha de la luna trasera, la cual no llegó a romperla. Las dos balas siguientes atravesaron la luna trasera y fueron a parar al asiento de Rupert. La cuarta bala entró directamente por el cristal del asiento del conductor. El coche por el que éramos perseguidos se nos puso justo al lado y disparó, atravesando el cristal del conductor y el del copiloto.
Es un milagro que esa bala no haya acabado con nosotros, pensé.
Cuando Rupert se percató, teníamos el coche echo una pena. Frenó en seco, y se puso a disparar contra ellos, frenándolos, y obligándolos a bajar del coche, que explotó.
Continuamos nuestro trayecto con el destrozado coche, hasta llegar al campo, a una villa, con una hermosa casa y un enorme prado. Me sorprendió que parásemos allí.
- Puedes bajar. No hay nada que temer aquí.
- Está bien.
Me tendió la mano para ayudarme a salir del coche.
- Vamos a quedarnos aquí por un tiempo, pero será mejor que vuelvas a... Será mejor que te vayas a otro sitio cuanto antes, no creo que sea así como quieres vivir.
Me di cuenta de que esto llegaba a su fin. Pronto volvería a mi patética vida, y jamás volvería a ver a Rupert.
Entramos en la casa y en el salón estaba un chico alto, muy rubio y delgado. En cuanto oyó que entrábamos vino corriendo a saludar a su querido amigo. Cuando me quise dar cuenta, ya se me había quedado cara de idiota. ¿Tom Felton? ¿Ese chico era Tom Felton?
-¿Quién es ella? - Preguntó algo cabreado Tom.
- Es Evangeline, mmm... Lo sabe. Y será mejor que se quede o la matarán también.
Entonces Tom y Rupert se fueron a hablar al pasillo. Se gritaban y podía oír como parte de la discursión era culpa mía. No me lo podía creer. Tom Felton y Rupert Grint discutían por mi culpa. Nunca me había sentido peor.
- ¡Eres demasiado bueno, Rupert! ¡La traes aquí porque confías en ella, sin conocerla! ¡Así lo único que conseguirás es que la maten o que te maten a ti! - Grito Tom con todas su fuerzas.
- ¡¿Y qué querías que hiciera?! ¿Que le diera la espalda? Sabes que no puedo hacer eso, Tom. - Dijo Rupert intentando calmarle.
- Sé que tu no eres capaz de tratar mal a nadie. Pero es momento de que lo hagas. ¡La chica no puede quedarse! ¡Conseguirás que todo el mundo se entere de esto!
- ¡Ella no se lo dirá a nadie! - Aseguró.
- ¡¿Y tú que sabes?!
- Simplemente lo sé, nada más.
- Mira Rupert, te lo digo siempre, amigo. Te enamoras demasiado rápido.

Por un momento dejé de escuchar de lo que hablaban, mi mente estaba centrada en otra cosa.
¿Ha... Ha... Dicho... Enamora?
Se me vino todo encima, no sabía que hacer, quizá Tom tenía razón, y lo mejor era que me fuera. Pero por otro lado, no podía dejarlo todo así, sin resolver.
Decidí hacer lo que creí que era mejor. 
Salí de aquella casa tan rápido como me fue posible, y di un portazo tremendo al salir. Portazo que hizo que Rupert se diera cuenta de que había dejado la casa, y que saliera a por mí.



2 de noviembre de 2011

Teatro Real.

Hoy, hemos hecho una increíble visita al Teatro Real de Madrid.

Por fuera, el teatro me ha llamado mucho la atención. Ya que era realmente diferente por un lado y por el otro.

Antes de entrar al teatro en sí, nuestros profesores nos han hecho una pequeña introducción, que a mí, en particular, me ha dejado totalmente enganchada a la historia del teatro. La época en la que se construyó el teatro siempre me ha resultado muy interesante. Por eso esta visita ha cumplido totalmente con mis expectativas.

Nada más entrar al teatro, la guía nos ha hecho, de nuevo, una introducción sobre la arquitectura del teatro.
La primera sala en la que hemos estado, en mi opinión es una de las más bonitas que he visto nunca.
Tenía un precioso suelo blanco, con un óvalo granate en el medio de la sala, que hacía juego con el resto de la decoración.
Esta sala tenía forma de óvalo que se veía rodeado por doce enormes columnas recubiertas de madera y con capiteles de bronce.
A la izquierda de la sala se veía la entrada al palco real, que por alguna razón desconocida no hemos podido visitar.
Sobre esta puerta estaba situado el escudo nacional y a los lados de éste dos instrumentos cubiertos de pan de oro.
Al frente y a la trasera de estaba preciosa sala se encuentran unas escaleras de película. Con un tramo de escalones centrales, y un par de ellos que se bifurcan uno para cada lado. Estas escaleras tenían a cada lado unos preciosos pasamanos dorados que se unían con los escalones por medio de unos estrechos barrotes del mismo color.

Hemos subido por estas escaleras. Y desde ellas, la vista del sala principal era absolutamente maravillosa.
En el descansillo de cada tramo de escaleras había un cuadro de algunas escenas de óperas allí representadas.

Al llegar a la segunda planta hemos parado en una sala redonda, muy pequeñita. Esta estaba decorada toda de un bonito color granate.
Tenía una gruesa alfombra de este color con algunos motivos en un tono de gris. Sus paredes estaban tapizadas por unas telas del mismo color que como decoración tenían una cara bordada.
En la entrada y salida de esta sala se encontraban unas bonitas cortinas, estilo Goya, que cubrían de forma muy elegante la puerta.

En esa sala granate nos han explicado lo extraño y único que resulta este edificio. Por fuera no parece muy grande, pero es realmente inmenso y espléndido.
Su planta sería de aproximadamente diez campos de fútbol y su altura es casi la misma que la de el edificio más alto de Madrid.
Esto no se aprecia desde fuera ya que la mayor parte de este edificio se encuentra bajo el nivel del suelo. Digamos, que tiene siete plantas hacia abajo. Pero también tiene 9 hacia arriba.
En esta sala también nos han explicado para que sirve cada una de las salas que tiene el teatro.

Cuando hemos terminado la explicación de esta sala, la hemos atravesado y pasado a la sala contigua.
Esa sala era una de las salas que se utilizan para que la gente descanse en los descansos de las representaciones.
También estaba decorada en un color granate, suelos, paredes y también los muebles. A uno de los lados tenía unos enormes cuadros de algunas escenas de representaciones, cómo el baile de máscaras, por ejemplo.
Esta sala también tenía, como muchas otras un servicio de bar.

Tras ver esta sala hemos ido directamente a ver el patio de butacas y el escenario.
Nos hemos sentado en la segunda planta, a la derecha del palco real. Las butacas eran muy cómodas, y nos permitían ver la magnitud del escenario, que tiene 32 metro de profundidad.
En esta sala nos han estado explicando lo importante que es la acústica a la hora de construir o decorar  un teatro, ya que cualquier tipo de decoración excesiva deterioraría la acústica.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta sala ha sido la lámpara central.
Era una inmensa lámpara de cristal que ocupaba aproximadamente la misma superficie que el patio de butacas de la primera planta. Era realmente espectacular, por eso me ha costado apartar la vista de ella.

Tras esto hemos ido recorriendo las diferentes salas del teatro y observando con detenimiento la asombrosa decoración de cada una de ellas.

Cada una de las salas estaba decorada de un color en concreto, pero todas se dejaban llevar por un estilo de decoración muy similar. Grandes y gruesas alfombras, increíbles cuadros y lámparas, asombrosos cuadros y tapices, ventanales de suelo a techo y sillones que parecían ser muy cómodos.

De todas las salas que hemos ido visitando, una de la que más me ha llamado la atención ha sido la Sala de los Reyes. ¿Por qué? Porque según nos han contado, los reyes no son muy aficionados al arte o al teatro.

En esta sala la pared estaba decorada con telas en las que las iniciales JC.I y el escudo se repetían innumerables veces.
La parte más característica de esta sala, sin duda, ha sido los retratos de las generaciones de la familia real.
A la izquierda de la sala había dos retratos de antiguos reyes con el uniforme militar, pero al frente de la sala se encontraban nuestros actuales reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Tras visitar todas esas salas hemos subido a la sexta planta y allí hemos visitado el restaurante y la última sala.

El restaurante me ha parecido realmente increíble y maravilloso. La decoración era fantástica. Las paredes y parte del techo pintados de rojo, iluminado por pequeños focos a los lados.
En la parte delantera y trasera unas pequeñas columnas que sujetaban unas telas rojas con los bordes y los flecos negros. Esta especie de toldos se encontraban sobre las barras de bar.

Entre la zona del bar y las mesas de restaurante, cerca de la pared había vitrinas con trajes de alguna dinastía oriental, ya que parte de la sala, se asemejaba a esa decoración en concreto.

La zona de las mesas del restaurante también tenía forma de óvalo y estaba rodeado por gruesas columnas de madera, al igual que la sala principal, que hemos visitado la primera.
La diferencia es que esta vez el techo estaba decorado de una manera especial. Era el cielo estrellado de Madrid. En él estaban representadas las constelaciones y el planeta Marte.

Todas esta decoración en conjunto, crea un ambiente de relajación y bienestar que puede ser difícil de conseguir a veces.
Todas esas columnas, todas esas luces tenues y esa decoración me hacen tener cada vez más claro que quiera pasar en ese restaurante el mayor tiempo posible.

Tras ver el restaurante nos hemos dirigido a la última sala.

En esta se encontraba una maqueta que mostraba con el máximo detalle el funcionamiento de la puesta en escena. Mostraba perfectamente el mecanismo que utilizan para cambiar el decorado de las escenas y todo el trabajo que conlleva.
Esta maqueta también mostraba una de las vistas más espectaculares del día, en mi opinión.
Mostraba cómo se vería el escenario desde el palco real. Una vista absolutamente exquisita.

Otra cosa que me ha gusta mucho de esta última sala ha sido una foto que había colgada en la pared que te daba la visión exacta de como sería estar en ese escenario. De como sería estar ahí plantada, haciendo lo que más te gusta y viendo cómo la gente disfruta de lo que haces.




Esa foto me ha hecho darme cuenta de lo que quiero. Y tengo muy claro que no quiero morirme sin haber pisado ese escenario y haber llenado toda la estancia con mi forma de ser.