2 de noviembre de 2011

Teatro Real.

Hoy, hemos hecho una increíble visita al Teatro Real de Madrid.

Por fuera, el teatro me ha llamado mucho la atención. Ya que era realmente diferente por un lado y por el otro.

Antes de entrar al teatro en sí, nuestros profesores nos han hecho una pequeña introducción, que a mí, en particular, me ha dejado totalmente enganchada a la historia del teatro. La época en la que se construyó el teatro siempre me ha resultado muy interesante. Por eso esta visita ha cumplido totalmente con mis expectativas.

Nada más entrar al teatro, la guía nos ha hecho, de nuevo, una introducción sobre la arquitectura del teatro.
La primera sala en la que hemos estado, en mi opinión es una de las más bonitas que he visto nunca.
Tenía un precioso suelo blanco, con un óvalo granate en el medio de la sala, que hacía juego con el resto de la decoración.
Esta sala tenía forma de óvalo que se veía rodeado por doce enormes columnas recubiertas de madera y con capiteles de bronce.
A la izquierda de la sala se veía la entrada al palco real, que por alguna razón desconocida no hemos podido visitar.
Sobre esta puerta estaba situado el escudo nacional y a los lados de éste dos instrumentos cubiertos de pan de oro.
Al frente y a la trasera de estaba preciosa sala se encuentran unas escaleras de película. Con un tramo de escalones centrales, y un par de ellos que se bifurcan uno para cada lado. Estas escaleras tenían a cada lado unos preciosos pasamanos dorados que se unían con los escalones por medio de unos estrechos barrotes del mismo color.

Hemos subido por estas escaleras. Y desde ellas, la vista del sala principal era absolutamente maravillosa.
En el descansillo de cada tramo de escaleras había un cuadro de algunas escenas de óperas allí representadas.

Al llegar a la segunda planta hemos parado en una sala redonda, muy pequeñita. Esta estaba decorada toda de un bonito color granate.
Tenía una gruesa alfombra de este color con algunos motivos en un tono de gris. Sus paredes estaban tapizadas por unas telas del mismo color que como decoración tenían una cara bordada.
En la entrada y salida de esta sala se encontraban unas bonitas cortinas, estilo Goya, que cubrían de forma muy elegante la puerta.

En esa sala granate nos han explicado lo extraño y único que resulta este edificio. Por fuera no parece muy grande, pero es realmente inmenso y espléndido.
Su planta sería de aproximadamente diez campos de fútbol y su altura es casi la misma que la de el edificio más alto de Madrid.
Esto no se aprecia desde fuera ya que la mayor parte de este edificio se encuentra bajo el nivel del suelo. Digamos, que tiene siete plantas hacia abajo. Pero también tiene 9 hacia arriba.
En esta sala también nos han explicado para que sirve cada una de las salas que tiene el teatro.

Cuando hemos terminado la explicación de esta sala, la hemos atravesado y pasado a la sala contigua.
Esa sala era una de las salas que se utilizan para que la gente descanse en los descansos de las representaciones.
También estaba decorada en un color granate, suelos, paredes y también los muebles. A uno de los lados tenía unos enormes cuadros de algunas escenas de representaciones, cómo el baile de máscaras, por ejemplo.
Esta sala también tenía, como muchas otras un servicio de bar.

Tras ver esta sala hemos ido directamente a ver el patio de butacas y el escenario.
Nos hemos sentado en la segunda planta, a la derecha del palco real. Las butacas eran muy cómodas, y nos permitían ver la magnitud del escenario, que tiene 32 metro de profundidad.
En esta sala nos han estado explicando lo importante que es la acústica a la hora de construir o decorar  un teatro, ya que cualquier tipo de decoración excesiva deterioraría la acústica.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención de esta sala ha sido la lámpara central.
Era una inmensa lámpara de cristal que ocupaba aproximadamente la misma superficie que el patio de butacas de la primera planta. Era realmente espectacular, por eso me ha costado apartar la vista de ella.

Tras esto hemos ido recorriendo las diferentes salas del teatro y observando con detenimiento la asombrosa decoración de cada una de ellas.

Cada una de las salas estaba decorada de un color en concreto, pero todas se dejaban llevar por un estilo de decoración muy similar. Grandes y gruesas alfombras, increíbles cuadros y lámparas, asombrosos cuadros y tapices, ventanales de suelo a techo y sillones que parecían ser muy cómodos.

De todas las salas que hemos ido visitando, una de la que más me ha llamado la atención ha sido la Sala de los Reyes. ¿Por qué? Porque según nos han contado, los reyes no son muy aficionados al arte o al teatro.

En esta sala la pared estaba decorada con telas en las que las iniciales JC.I y el escudo se repetían innumerables veces.
La parte más característica de esta sala, sin duda, ha sido los retratos de las generaciones de la familia real.
A la izquierda de la sala había dos retratos de antiguos reyes con el uniforme militar, pero al frente de la sala se encontraban nuestros actuales reyes, Don Juan Carlos y Doña Sofía.

Tras visitar todas esas salas hemos subido a la sexta planta y allí hemos visitado el restaurante y la última sala.

El restaurante me ha parecido realmente increíble y maravilloso. La decoración era fantástica. Las paredes y parte del techo pintados de rojo, iluminado por pequeños focos a los lados.
En la parte delantera y trasera unas pequeñas columnas que sujetaban unas telas rojas con los bordes y los flecos negros. Esta especie de toldos se encontraban sobre las barras de bar.

Entre la zona del bar y las mesas de restaurante, cerca de la pared había vitrinas con trajes de alguna dinastía oriental, ya que parte de la sala, se asemejaba a esa decoración en concreto.

La zona de las mesas del restaurante también tenía forma de óvalo y estaba rodeado por gruesas columnas de madera, al igual que la sala principal, que hemos visitado la primera.
La diferencia es que esta vez el techo estaba decorado de una manera especial. Era el cielo estrellado de Madrid. En él estaban representadas las constelaciones y el planeta Marte.

Todas esta decoración en conjunto, crea un ambiente de relajación y bienestar que puede ser difícil de conseguir a veces.
Todas esas columnas, todas esas luces tenues y esa decoración me hacen tener cada vez más claro que quiera pasar en ese restaurante el mayor tiempo posible.

Tras ver el restaurante nos hemos dirigido a la última sala.

En esta se encontraba una maqueta que mostraba con el máximo detalle el funcionamiento de la puesta en escena. Mostraba perfectamente el mecanismo que utilizan para cambiar el decorado de las escenas y todo el trabajo que conlleva.
Esta maqueta también mostraba una de las vistas más espectaculares del día, en mi opinión.
Mostraba cómo se vería el escenario desde el palco real. Una vista absolutamente exquisita.

Otra cosa que me ha gusta mucho de esta última sala ha sido una foto que había colgada en la pared que te daba la visión exacta de como sería estar en ese escenario. De como sería estar ahí plantada, haciendo lo que más te gusta y viendo cómo la gente disfruta de lo que haces.




Esa foto me ha hecho darme cuenta de lo que quiero. Y tengo muy claro que no quiero morirme sin haber pisado ese escenario y haber llenado toda la estancia con mi forma de ser.






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