15 de abril de 2012

Tema debate: piercing y tatuajes en menores de edad.


Antes de dar mi opinión voy a escribir aquí que es considerado un tatuaje, para aclarar dudas. 


"Un tatuajes es la manera de adornar el cuerpo que sirve como elemento de identificación de una persona o de un grupo de ellas." Noemi Marcos Alba


"Parece que en la actualidad todos tienen un tatuaje. Lo que antes se consideraba propiedad de marineros, ciclistas y fugitivos es actualmente una decoración del cuerpo muy aceptada entre mucha gente. Y ya no se trata de tatuarse anclas, calaveras y buques de guerra. Con emblemas de escuelas, diseños celtas y hasta símbolos personalizados, la gente ha encontrado nuevas formas de expresarse con sus tatuajes. Es una manera de expresarse, como las hay a montones." Michele Van Vranken. 


Un tatuajes es un adorno. No es un arma, ni una bomba. Tampoco es un coche a manos de un animal, literalmente hablando. 


Un tatuaje es algo que solo depende de una persona, de la que se lo quiera hacer. No afecta a nadie más. 
No es como conducir. Conducir también afecta a la gente que te rodea y es una implicación muy peligrosa porque conducir puede acabar con más de una vida. 
Igual que tener un arma. Que una persona tenga un arma no afecta solo a dicha persona, si no también a su familia, a la persona a la que pueda herir con ella y a la familia de la persona herida. 


Y si estas dos cosas son tan peligrosas, ¿por qué los menores de edad lo pueden hacer? 
Está permitido que un menor conduzca y sostenga un arma, pero no se le permite adornar su cuerpo. Increíble. 


Honestamente pienso que este tema no tiene que ver con la edad, ni con el país, ni con estadísticas. Esto es tan simple como esto: hay personas que tienen la suficiente capacidad de decisión como para hacerse un tatuaje, aún siendo menores de edad y hay otras que no. 

Un tatuaje es una decisión que te acompaña para toda la vida, pero la gente que quiere hacerse un tatuaje ya sabe eso. 

Cuando tu decides hacerte un tatuaje es porque has alcanzado un punto en tu vida en el que has marcado tu estilo y tu personalidad, y es cierto que las personas no dejamos de cambiar en toda la vida, pero creo que si has pensado con calma un tatuaje, nunca vas a arrepentirte de él, por un hecho muy simple: tú lo has decidido. 

Me parece que un tatuaje, como muchas otras cosas, es una responsabilidad de uno mismo. Ahora es cuando decís: <<Luego te vas a arrepentir.>> <<Te vas a cansar de él.>> <<Puede que con él no consigas trabajo.>> Vale, ¿y a vosotros cuál es la parte que os incumbe? No quiero parecer mal educada, pero es mi opinión. Yo pienso, de que yo me haga un tatuaje, ¿Cuál es la parte que os influye a vosotros y os molesta en vuestra vida? Ninguna, ¿no? 

Además, para vosotros, ¿no va la vida de eso? ¿De equivocarse? Es más, pienso que en la vida, incluso siendo adolescente, hay cientos de cosas de las que puedes arrepentirte mucho más que de haberte hecho un tatuaje.

Esa es la cosa. Quizá lo que voy a decir suene loco e irracional, pero es una clara (aunque algo exagerada) forma de explicar mi opinión. 
Un tatuaje es, ¿cómo decirlo? En mi opinión, como una especie de foto. Cuando tu quieres recordar un momento de tu vida, te haces una foto. Pues creo que en parte esto es igual. 
Si tienes un hijo, puede que te apetezca tatuarte su nombre y así tenerlo siempre presente. 
Pero para trasladar esto al tema de la minoría de edad: Puede que una serie o una saga de libros haya marcado tu infancia, y quieras tatuarte alguna simbología relacionado con ello. ¿Cuál es el problema? Es tu infancia, una buena forma de recordar qué hacías cuando eras pequeña o pequeño. 

Pensad lo que queráis. Pero los tatuajes no hacen daño a la gente. 

Personalemte, pienso que los tatuajes son una marca de identificación, como la ropa que llevas, la música que escuchas o tu forma de hablar. Y de sobra sabemos todos, que cuando eres adolescente, uno ya decide la ropa que lleva, la música que escucha y su forma de hablar. Pues ya está todo dicho. 

Con respecto a las estadísticas que dicen que el 80% de los adolescentes que se han hecho tatuajes ahora se arrepienten de ellos. No sé que pensaréis, pero si yo me hago un tatuaje, estoy segura de que no me cansaré de él, nunca. 

En cuanto a la realización del tatuaje en sí. 
Al igual que para conducir se realiza un test y un examen, creo que para hacerse un tatuaje, no se debería tener una edad, si no cumplir unos requisitos, físicos, psíquicos y mentales. Ya que si sufres alguna enfermedad no creo que sea adecuado que te realices un tatuaje (aunque depende de la enfermedad, claro está), ni tampoco si no tienes la totalidad de la capacidad mental o si, con perdón, eres un... Es igual. 

Creo que se debería realizar una prueba en la que de alguna forma se determinase quienes tienen las aptitudes necesarias para decir por sí mismos si quieren o no hacerse un tatuaje. 



Por mi parte este tema ha quedado resuelto y para deshacer el mal rollo que he creado con mi palabra, pues la incomprensión que hay sobre este tema me toca hondo, voy a enseñaros los tatuajes que me gustaría tener, y os explicaré (si lo veo apropiado) el porqué de cada uno. 






 Me gustaría tatuarme esta llave en el antebrazo, en la parte superior. Porque bueno, es una tontería, pero creo que es un sitio muy característico, ¿no? 
Y porque tiene un significado para mi y  porque bueno, dicen, que es la zona del   torso más sensible al tacto, y eso me gusta. 



Me gustaría tatuarme este símbolo, en la misma posición en la que esa chica lo tiene. 

El símbolo es del de Las Reliquias de la Muerte, tiene que ver con Harry Potter, que es una saga que inevitablemente ha marcado mi vida y mi infancia. 

Y quiero hacérmelo en ese lugar porque, no sé ve mucho y es un sitio privado. 


Estas dos frases irían colocadas en las muñecas. Una en cada una. 

La primera, también es una referencia a Harry Potter, pero para mi es mucho más que una frase friki. Es un escudo que me protege de todo lo malo que quiere atacarme, como un amuleto. Ya que Expecto Patronum es el conjuro que utilizan para defenderse de los dementores, seres que absorben su alma, y este hechizo, se realiza gracias a memorias felices que atacan al mal. Y como yo soy muy friki he pensado que esto va a protegerme siempre. 

En segundo lugar, Stay Strong, como la propia frase indica es un recordatorio de que hay que ser fuertes. Y creo que a pesar de mi corta edad, he superado y aún trato de superar etapas en mi vida en las que no paro de recordarme a mi misma que no tengo que dejar de ser fuerte. 




Y para terminar, estas cinco golondrinas en la parte exterior del antebrazo. 


Aunque en el comienzo de los tatuajes las golondrinas eran el símbolo que los marineros se tatuaban por cada 5.000 millas navegadas, yo le he dado un motivo personal a estos pájaros. 
Y es que siempre me ha encantado ver volar a las aves, me parece algo maravilloso y sueño con poder ser la mitad de libre de lo que se les ve a ellas volar. 
Me parece increíble y podría pasarme horas viendo a pájaros volar.


¿Y porqué golondrinas? Porque me gustan, es un ave que a pesar de su majestuosa pose y su formal figura, es un ave fuerte, que se adapta a todos los cambios y que es capaz de hacer su nido donde haga falta. 

Bueno, pues de momento esto es todo. Espero no haberos aburrido mucho. 



13 de abril de 2012

Los medios de transporte y yo.

Hace unos días, más concretamente, el día 1 de abril fui al parque de Atracciones con mis buenas amigas Alba, Soraya, Tania y una nueva y espero que próspera amiga, Paula (grandísima amiga de Alba, que ha venido a verla unos días desde Cáceres).

La historia empieza de forma inocente cuando quedamos por la mañana en el metro de Las Musas para ir hasta Batán.
Pedimos un plano de metro y rodeamos las paradas que debemos tener en cuenta. Debíamos hacer trasbordo de la línea 7 a la línea 2 en Canal y de la 2 a la 10 en Plaza de España, para llegar hasta batán.

Pues bien, el primer trasbordo lo hicimos sin problemas. Pero el segundo... Bueno, el segundo no. Nos pasamos la parada y nos bajamos en Santo Domingo (línea 2). Esto tuvo fácil solución. Dimos la vuelta, hicimos el trasbordo, y en media hora llegamos a nuestro destino sin más incidencias.

Pero la vuelta no fue igual. Tania y Soraya ya se habían marchado una hora antes, con lo cual quedamos Alba, Paula y yo de camino a casa, haciéndome ellas responsable de que cogiéramos el camino correcto (lo que fue un gran error).

Nuestra aventura comenzó así:

Estábamos en Batán y debíamos coger la línea 10 dirección Hospital Infanta Sofía hasta Plaza de España donde teníamos que hacer el trasbordo a la línea 2 dirección Las Rosas (parada que era nuestro destino).

Cuando llegamos a Plaza de España para hacer el trasbordo, nos bajamos del tren y en lugar de coger la línea 2, volvimos a coger la línea 10 (de la cual nos acabábamos de bajar) de nuevo en dirección Hospital Infanta Sofía.
Cuando nos quisimos dar cuenta de que íbamos en la línea incorrecta, estábamos en Cuzco (cinco paradas más lejos de la que debíamos estar). Nos bajamos en Cuzco con la intención de volver en la línea 10 hasta Plaza de España. De nuevo volvimos a coger la línea 10 dirección Hospital Infanta Sofía, es decir, la volvimos a coger en dirección contraria.

Seguíamos tan tranquilamente sentadas en el vagón, jugando al Twister con los dedos hasta que llegamos a Tres Olivos, nos dimos cuenta de que por megafonía decían algo relacionado con los billetes, pero ninguna de nosotras prestó atención. El tren paró, la gente se bajó del tren y nos quedamos solas. En ese momento Alba y Paula mencionaron: <<Vamos hacia atrás. >> ¡No puede ser!

Nos bajamos en la primera parada que vimos que tenía trasbordo, en Fuencarral. Con tanta mala suerte que de nuevo cogimos la línea 10 en dirección contraria. Llegamos a este tren y nos sentamos en el único sitio que había, el suelo. Ya estábamos agotadas y no íbamos muy atentas. A todo esto no nos dimos cuenta que la puerta sobre la que estábamos apoyadas se abrió y nosotras casi caímos de espalda. ¡Menudo susto! Rápidamente nos cambiamos de sitio y tratamos de ir atentas a las paradas lo cual fue bien, los 10 primeros minutos, luego ya nos olvidamos.

Volvimos hacia Tres Olivos con la intención de hacer el cambio de tren. Llegamos allí, hicimos el cambio de tren, pero, de nuevo en dirección Hospital Infanta Sofía. De este error nos dimos cuenta en La Granja y nos bajamos.

Estábamos desesperadas y ya no sabíamos si llorar o reír. Llevábamos casi tres horas metidas en el metro yendo en dirección contraria una y otra vez.
De camino al tren en dirección Puerta del Sur (la dirección correcta) nos dio un ataque de histeria en el que destrozamos sin darnos cuenta el mapa que tenía que ayudarnos a volver a casa.


De nuevo regresamos a Tres Olivos y esta vez hicimos el cambio de tren en la dirección correcta, Puerta del Sur. De no haber sido por Alba lo habríamos cogido de nuevo en la dirección contraria ya que yo estaba muy segura que el tren que nosotras debíamos coger, no era ese, si no el de enfrente. Pero un amable señor nos indicó que de la estación de enfrente no salía ni llegaba a ella ningún tren, era una estación fantasma. ¡Yo quería llevarlas a ninguna parte! Madre mía, que locura. 

Desde ahí tardamos unos 40 minutos en llegar a Plaza de España, en la cual hicimos el trasbordo a la línea 2 dirección Las Rosas (nuestro destino). 

Desde Plaza de España hasta Las Rosas no volvimos a equivocarnos, pero tardamos una media hora en llegar hasta allí. 





Nosotras hicimos de un trayecto normal de 40 minutos, una aventura de aproximadamente tres horas, sin contar con el tiempo que nos pasamos llorando, durmiendo y haciendo el idiota a más no poder por cada una de las estaciones que recorrimos.