13 de abril de 2012

Los medios de transporte y yo.

Hace unos días, más concretamente, el día 1 de abril fui al parque de Atracciones con mis buenas amigas Alba, Soraya, Tania y una nueva y espero que próspera amiga, Paula (grandísima amiga de Alba, que ha venido a verla unos días desde Cáceres).

La historia empieza de forma inocente cuando quedamos por la mañana en el metro de Las Musas para ir hasta Batán.
Pedimos un plano de metro y rodeamos las paradas que debemos tener en cuenta. Debíamos hacer trasbordo de la línea 7 a la línea 2 en Canal y de la 2 a la 10 en Plaza de España, para llegar hasta batán.

Pues bien, el primer trasbordo lo hicimos sin problemas. Pero el segundo... Bueno, el segundo no. Nos pasamos la parada y nos bajamos en Santo Domingo (línea 2). Esto tuvo fácil solución. Dimos la vuelta, hicimos el trasbordo, y en media hora llegamos a nuestro destino sin más incidencias.

Pero la vuelta no fue igual. Tania y Soraya ya se habían marchado una hora antes, con lo cual quedamos Alba, Paula y yo de camino a casa, haciéndome ellas responsable de que cogiéramos el camino correcto (lo que fue un gran error).

Nuestra aventura comenzó así:

Estábamos en Batán y debíamos coger la línea 10 dirección Hospital Infanta Sofía hasta Plaza de España donde teníamos que hacer el trasbordo a la línea 2 dirección Las Rosas (parada que era nuestro destino).

Cuando llegamos a Plaza de España para hacer el trasbordo, nos bajamos del tren y en lugar de coger la línea 2, volvimos a coger la línea 10 (de la cual nos acabábamos de bajar) de nuevo en dirección Hospital Infanta Sofía.
Cuando nos quisimos dar cuenta de que íbamos en la línea incorrecta, estábamos en Cuzco (cinco paradas más lejos de la que debíamos estar). Nos bajamos en Cuzco con la intención de volver en la línea 10 hasta Plaza de España. De nuevo volvimos a coger la línea 10 dirección Hospital Infanta Sofía, es decir, la volvimos a coger en dirección contraria.

Seguíamos tan tranquilamente sentadas en el vagón, jugando al Twister con los dedos hasta que llegamos a Tres Olivos, nos dimos cuenta de que por megafonía decían algo relacionado con los billetes, pero ninguna de nosotras prestó atención. El tren paró, la gente se bajó del tren y nos quedamos solas. En ese momento Alba y Paula mencionaron: <<Vamos hacia atrás. >> ¡No puede ser!

Nos bajamos en la primera parada que vimos que tenía trasbordo, en Fuencarral. Con tanta mala suerte que de nuevo cogimos la línea 10 en dirección contraria. Llegamos a este tren y nos sentamos en el único sitio que había, el suelo. Ya estábamos agotadas y no íbamos muy atentas. A todo esto no nos dimos cuenta que la puerta sobre la que estábamos apoyadas se abrió y nosotras casi caímos de espalda. ¡Menudo susto! Rápidamente nos cambiamos de sitio y tratamos de ir atentas a las paradas lo cual fue bien, los 10 primeros minutos, luego ya nos olvidamos.

Volvimos hacia Tres Olivos con la intención de hacer el cambio de tren. Llegamos allí, hicimos el cambio de tren, pero, de nuevo en dirección Hospital Infanta Sofía. De este error nos dimos cuenta en La Granja y nos bajamos.

Estábamos desesperadas y ya no sabíamos si llorar o reír. Llevábamos casi tres horas metidas en el metro yendo en dirección contraria una y otra vez.
De camino al tren en dirección Puerta del Sur (la dirección correcta) nos dio un ataque de histeria en el que destrozamos sin darnos cuenta el mapa que tenía que ayudarnos a volver a casa.


De nuevo regresamos a Tres Olivos y esta vez hicimos el cambio de tren en la dirección correcta, Puerta del Sur. De no haber sido por Alba lo habríamos cogido de nuevo en la dirección contraria ya que yo estaba muy segura que el tren que nosotras debíamos coger, no era ese, si no el de enfrente. Pero un amable señor nos indicó que de la estación de enfrente no salía ni llegaba a ella ningún tren, era una estación fantasma. ¡Yo quería llevarlas a ninguna parte! Madre mía, que locura. 

Desde ahí tardamos unos 40 minutos en llegar a Plaza de España, en la cual hicimos el trasbordo a la línea 2 dirección Las Rosas (nuestro destino). 

Desde Plaza de España hasta Las Rosas no volvimos a equivocarnos, pero tardamos una media hora en llegar hasta allí. 





Nosotras hicimos de un trayecto normal de 40 minutos, una aventura de aproximadamente tres horas, sin contar con el tiempo que nos pasamos llorando, durmiendo y haciendo el idiota a más no poder por cada una de las estaciones que recorrimos. 

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