Los humanos nos pasamos la vida juzgando a los demás, juzgando sus actos y su manera de ser.
Y tenemos muy claro (o eso nos creemos) que todas las cosas que les pasan a los demás nunca van a pasarnos a nosotros. Pero, ¿acaso tenemos garantía para creer eso?
Cuando vemos a alguien que tiene problemas, nos consolamos pensando: eso no me va a pasar a mi. Pero, ¿con qué seguridad lo dices?
Uno nunca quiere que lo abandonen, o que fallezca un ser querido o caer en una depresión, y tratamos de autoconvencernos con la famosa frase. Pero nadie elige que le pasen esas cosas, y la vida de vez en cuando nos sorprende con esas cosas que uno creía que nunca viviría.
Entonces es cuando uno a prende a respetar a la vida como se merece. La vida es sabia y si uno no hace más que mirar a las desgracias, se pierde todo lo demás, y ¿cómo no? Al final las desgracias siempre llegan.
Mejor será vivir tranquilo la vida con lo que uno tiene y ser feliz.
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