16 de agosto de 2013

Oscuras verdades.

Estábamos sentados junto al lago, la luna alumbraba de manera tenue nuestras caras, y algún destello producido por las luciérnagas rompía la oscuridad.

No me atrevía a mirarle a la cara, le había decepcionado. En lugar de eso me dedicaba a mirar a la profundidad del lago. Pensaba en cuanto podría cubrir, "al menos diez o quince metros" me decía, porque los difuminados rayos de luz desaparecían según se acercaban al oscuro fondo.

Pasamos un rato en silencio, escuchando como el viento mece los árboles y como algunas ranas hacen chapotear el agua al caer.
Vimos una rana chocarse con otra y los dos nos reímos tímidamente, pero en seguida guardamos silencio.
Miré hacia arriba tratando de relajarme y de respirar hondo, y me fijé en los árboles que nos rodeaban. Sus troncos estaban secos, pero sus ramas eran frondosas. Cubiertas de miles de minúsculas hojas de un verde oscuro, demasiado oscuro para ser simplemente verde. Y entre ellas se distinguían algunos rayos de la luz que reflejaba la luna.
Por un momento reuní fuerzas y lo miré, pero él estaba ensimismado mirando el agua, que se mecía con el viento. Me puse nerviosa, y recuerdo que mis manos no dejaban de temblar.
Mi mirada quedó fija en mis manos, como queriendo que terminases con su tembloroso desatino. Entonces puso una de sus manos sobre las mías, lo que hizo que no tuviera más remedio que mirarle a la cara.

-Voy a demostrártelo.- me dijo.

Su mirada esa segura y fría, seguro que estaba enfadado porque yo no le había creído.
Se me revolvía el estómago sólo de pensar que podía haberle defraudado, y mis mejillas decidían echar a arder por su cuenta.
Sabía que no podría contestar una frase con sentido sin echarme a llorar así que simplemente asentí, aunque de nuevo sin mirarle a la cara.

-Mete los pies en el agua.

Sin levantarme, me estiré un poco y la punta de mis pies ya tocaba aquel agua helada.
Lo miré en busca de alguna otra indicación.

-Un poco más.

Resoplé en mi mente, pensando de qué serviría mojarme ahora los pies, pero aún así hice lo que me decía.
Me estiré aún más hasta que mis tobillos estuvieron totalmente cubiertos por ese agua pantanosa y sucia.

Cuando yo ya estuve lista, él se acercó también, se descalzó y se sentó a mi lado con los pies también sumergidos. Al instante, el agua fría se templó, creando una agradable sensación en mi piel. y según pasaban los minutos empezaba a cambiar de color.
Yo miraba atónita el agua, que dejaba de ser agua oscura de pantano y se convertía en agua clara y limpia. Desprendía tanta luz que tuve que taparme los ojos para no quedar cegada con su brillo.
Por un momento me asusté y me levanté de un salto, sacando mis pies del agua. Sobresaltado, él lo hizo también y vino en mi busca. Yo estaba a unos metros de la orilla, casi donde empezaba la espesura del bosque, temblaba, pero no recuerdo si era por el frío o por todo lo que estaba pasando.
Cuando llegó hasta donde estaba yo, me cogió por los brazos de manera cuidadosa preguntándome si me encontraba bien. Cuando quise responder, mi mirada se centró en lo que habría detrás de él.
El agua. Había dejado de brillar, volvía a ser el mismo agua pantanosa y oscura de siempre.
¿Cómo podía ser? No podía estar haciéndolo él, es imposible, ¿verdad?
Lo miré con los ojos todo lo abiertos que podía mientras sacudía la cabeza intentando expulsar de mí todos esos locos pensamientos. Entonces él cerró los ojos, tomo aire y me ofreció su mano. La cogí y él tiró suavemente de mi, de nuevo hacia la orilla.
Yo estaba perdiendo consciencia de mis acciones, así que simplemente me dejé llevar.
Cuando llegamos allí, me acercó de nuevo al agua, y volví a sentir el frío en mis dedos de los pies. Le miré y algo que parecía una sonrisa dejaba asomar el blanco de sus dientes. Me empujó un poco más y otra vez el agua me llegaba por los tobillos.
Él seguía fuera del agua, por lo que yo no podía verme pies.

-Mírame, por favor. - me suplicó.

Me giré, dejando a mi espalda el oscuro y profundo fondo del lago. Levanté la mirada del bordado de mi falda, y allí estaba él, a unos pocos centímetros de mi cara. Estábamos tan cerca que incluso podía notar su respiración chocando con la mía. Inspiraba tan fuerte, que su pecho casi chocaba con el mío.
Clavó su penetrante mirada en la mía y me dijo:

-Te lo voy a enseñar. ¿Confías en mi?

Algo que parecía una respuesta afirmativa salió de mis temblorosos labios. Entonces él dio un paso hacia atrás y me empujó al fondo del lago.


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Me estoy hundiendo. Noto como si un peso tirase de mi hacia la penumbra, dejando atrás los rayos de la luna que caen sobre el lago. Avanzo a una velocidad vertiginosa, y noto como los pulmones se me contraen. El poco aire que he podido tomar antes de caer se va escapando de mi cuerpo formando unas burbujas que puedo ver flotar hasta la superficie y maldigo mi existencia por no poder ser yo una de esas burbujas.
Esas burbujas se convierten en un torrente de aire que se escapa de mi boca, y me deja sin resistencia.
Se me entrecierran los ojos, pero aún parece que puedo ver algo. De entre las oscuras aguas veo a lo lejos un destello. Se acerca a mi y me ciega.

Noto sus fríos labios contra a los míos, y empieza a llenar mi cuerpo de aire. Siento la necesidad de apartarlo de mi boca, pero no tengo fuerzas. Al momento él se separa bruscamente, parece esperando una respuesta. Pero caigo inconsciente ante la falta de aire en mis pulmones.

Entonces un dolor agudo me despierta de mi eterno sueño. Trato de apartar de mi el dolor posando las manos sobre mi cuello. Pero es muy intenso, como una quemadura, como si se me deshiciese la carne bajo mis manos. Me araño inconscientemente a ambos lados del cuello deseando que cese ese dolor. Pero en lugar de eso se vuelve más y más intenso. Mi grito se ahoga bajo los litros y litros de agua que me rodean y vuelve a huir de mi en forma de burbujas de aire.
Noto como tiran de mi hacia la superficie, y me alegraría si no fuera porque el dolor que tengo me está matando. Según nos alejamos del fondo el agua se vuelve más clara y puedo ver qué es lo que ocurre.
Me miro las manos, y veo que han cambiado han dejado su forma corta y algo regordeta para convertirse en largos y frágiles dedos, unidos entre sí por algún tipo de membrana que parece pegajosa.
Me asusto y me revuelvo, pero sigo flotando hacia la superficie.

De repente noto que puedo volver a respirar de manera normal, poso las manos en el suelo y noto bajo ellas la tierra mojada.
Me tumbo y empiezo a toser y a expulsar todo el agua que tenía en los pulmones.
El dolor parece haber cesado, así que me reclino, aunque estoy exhausta. Me miro las manos y observo como esa extraña abominación se desvanece y poco a poco deja asomar la forma natural de mis manos.
Miro a mi lado y lo veo allí, mirándome preocupado. Su piel aún está mojada, y sus manos... Sus manos también están volviendo a su forma original.
Estoy confusa, no sé que ha pasado.
Entonces recuerdo el dolor, y me toco a ambos lados del cuello: estoy sangrando.
Cuando disipo el torrente de sangre puedo notar que se han abierto unas pequeñas incisiones. Como no puedo verme, lo miro a él. También las tiene, pero él no sangra. Me fijo muy detenidamente y puedo ver como se mueven al ritmo de su respiración. Branquias.

¿Qué me has hecho?



14 de agosto de 2013

Laguna.

Noche de amigos, fiesta y algo de beber. 
Recuerdo que estábamos hablando de muchas cosas, entre ellas: sexo. Recuerdo que hablé de más. 
Me senté en un banco con una amiga y otro chico.
Lo otro que recuerdo es levantarme en mi cama, sin sudadera y sin zapatillas. 

Mi madre lo sabe, mi padre lo sabe. Es una situación incómoda.
Yo no recuerdo nada. 

Trato de hacer memoria de lo que pasó, pero nada. Me vienen algunos destellos, pero ni siquiera puedo saber si eso pasó de verdad o lo he soñado. 
Es el lapsus de memoria más largo que he tenido en toda mi vida, y es muy frustrante. 

13 de agosto de 2013

Boquiabierta.

Me acabo de terminar un libro. Y como de costumbre su final me ha dejado atónita y sin palabras.

Esta vez el libro que me he leído no sé si gustará a todos, o si no será lo suficientemente bueno para mis amigos con crítico gusto literario. 

Ese libro es 'Cincuenta sombras de Grey' 


No sé bien como describir mi opinión sobre esta novela erótica, pero en general mi impresión ha sido mejor de lo que esperaba. 
A pesar de que la autora tiene escaso conocimiento del diccionario de sinónimos y antónimos de la lengua española y puede resultar incluso repetitiva, tiene una manera realmente cautivadora de expresarse. 
Es muy muy adictivo, de principio a fin. 

Normalmente es difícil separarse de un buen libro, pero más aún si te habla de la mirada de ojos grises y voraces del señor Grey. 

Creo que esta novela ha quedado bastante por encima de las expectativas de bazofia que se cernían sobre ella. 
Una trama muy interesante (si te gusta el género) e incluso obsesiva. 
Invita de manera sutil a un lado oscuro del sexo. Al lado sombrío y sucio de la perversión y el control. 
Podría decirse que es un libro para mentes (y piernas) abiertas.

En general ha sido una lectura muy satisfactoria en todos los sentidos: entretenida, divertida, oscura, te da algo en lo que pensar y no te dejará indiferente. 





He de decir que tenía otra entrada sobre este mismo tema que se me borró, y que era mucho mejor que esta, pero hoy la inspiración no esta conmigo y precisamente ha sido el día en el que Blogger ha decidido borrar dicha entrada de mis borradores. Meh.