27 de noviembre de 2011

Capítulo 6 "Él, yo, nosotros y los demás"



Me apoyé sobre el coche, lleno de agujeros... Me tapé la cara con las manos, intentando no pensar en nada. Pero era imposible, estos dos días eran demasiado para mí. Me estaba viniendo abajo.
Entonces sentí como alguien pasaba su brazo sobre mí. Me apoyaba sobre su pecho y silenciosamente me escuchaba llorar.
No fue difícil imaginar que era Rupert. Levanté la cabeza, estaba muy sonrosada, y tenía los ojos rojos.
- Rupert, lo siento. Siento haberte causado problemas. Pero me marcho. No quiero quedarme aquí ni un minuto más y ser causa de discursiones, o ponerte en peligro. Soy un estorbo, y así solo conseguiré que te hagan daño. - Dije echa un paño de lágrimas.
Me di la vuelta para subirme al coche, pero algo, o mejor dicho, alguien, me lo impedía. Rupert me estaba sujetando la mano. Le miré y vi como sus ojos se hacían agua, estaba nervioso, y esta vez no sonreía.
Tiró de mí, hacía el, y se acercó despacio a mi cara. Cuando estábamos a unos pocos centímetros el uno del otro, le volví a mirar fijamente. El sonrió, yo sonreí. Con eso me habría bastado, pero entonces ocurrió. Nuestros labios se juntaron.
Cerré los ojos en aquel momento tan mágico, dejé que él me llevase. Dejé que él me disfrutase. Era lo que los dos queríamos. Se fue acercando, y sin separar nuestros labios, ni abrir nuestros ojos, fuimos dando pequeños pasos, hasta quedar yo pegada al coche. Me sentía increíblemente bien, no quería que terminase jamás, porque no me creía que estuviera sucediendo.
Entonces el me cogió la cara por ambos lados, de forma muy dulce, con sus manos, firmes. Se separó de mi un momento, y me dijo:
-No quiero que te marches. Me haces falta.
- Me quedaré si tu me lo pides. - Contesté rápidamente.
- Evangeline, quédate conmigo, por favor. 
En ese momento, en mi cara estaba la sonrisa más grande que en ella cabía. Le pasé una mano tras la cabeza, y la otra posado en su hombro, me acerqué mucho a su oido, y le dije:
- Perfecto. Pensé que nunca me lo pedirías.
Entonces sentí como él dejaba asomar su sonrisa, por eso yo, también sonreí, otra vez. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario