15 de febrero de 2012

Una nueva experiencia.

Ayer 14 de febrero viví una experiencia, que para algunos no significará nada, pero que para mi significó mucho. 

Hace una semanas me enteré de que Daniel Radcliffe, el actor que estos últimos 12 años es conocido por caracterizar a Harry Potter, venía a Madrid a presentar su nueva película 'La Mujer de Negro'. 





Como buena fan incondicional de Harry Potter la noticia me llenó de ilusión, ya que he crecido viendo actuar a este chico, que aunque no le considere muy buen actor (el chico hace lo que puede) si el he cogido mucho cariño en la saga a la que su papel da nombre y por suerte o por desgracia, es uno de mis ídolos. 
El caso es que esta noticia me volvió loca y entusiasta por el simple hecho de su visita a Madrid y más teniendo en cuenta las oportunidades que tenía de verle en persona (aunque poco a poco se fueron reduciendo).

Al principio, como sabía que Daniel iría el lunes 13 a 'El Hormiguero' se me ocurrió pedirle a unos amigos que trabajan allí, si podían conseguirme unas entradas para ir a verle. Ellos dijeron que lo intentarían pero que era muy difícil, aún así, inocente yo, me hice ilusiones. 

Al día siguiente me enteré de que en Tuenti sorteaban 100 entradas dobles para la Premiere del día 14, a las respuestas más originales a la pregunta <¿Qué harías si te encontrases con la mujer de negro?>. Tras un par de días comentado de forma continua, me iba haciendo más ilusiones porque veía que las respuestas de mis contrincantes eran burdas, vulgares y muy repetitivas. 

Un día después, recibí el soplo de que en unas taquillas de última hora sorteaban otras 150 entradas dobles a las primeras 150 personas que se pasasen por esa taquilla. Yo recibí esa información una hora y media antes de que la taquilla abriera. Llamé rápidamente a mi padre, para pedirle permiso para ir, y él contestó que no. -Eso es un timo- me dijo -¿De verdad te crees que te van a regalar una entrada? -me preguntó con rintintín. Estuvo insistiendo de forma pacífica durante una media hora, y mi padre cada vez se mostraba más borde. Intenté hacerle ver lo importante que era para mí, y que no nos costaba nada acercarnos un momento a por un par de entradas, ya que esta taquilla estaba a 20 minutos de nuestra casa. Cuando llegó mi madre se lo expliqué rápidamente para hacerla entrar en razón y que ella me diese permiso, no se dio cuenta de la importancia que tenía para mi, cuando me dijo: luego hablamos. Se sentó en el sofá, a tomarse un café con sus amiguitos. 

Yo desesperada, porque sabía que ninguno de ellos me iba a llevar y cuanto más insistiese peor, me conecté a Tuenti, con la esperanza de pasarme la tarde enviando comentarios cada vez más estúpidos (pero originales) a ese evento que decía regalar 100 entradas. Comencé a comentar, y vi que un chico, que de algún modo ya tenía entradas, vendía dos que le sobraban. Contacté con él, llena de ilusión, y confirmamos la venta: quedaríamos el viernes para hacer el pago y la entrega de las entradas. 
Todo era perfecto, fui corriendo al salón llena de alegría, dando saltos por el pasillo, para decirle a mis padres que ya tenía entradas para la Premiere, que podría entrar dentro, a ver la película y hacerme 823757 con él. Mis padres se alegraron más porque no tuvieran que llevarme a ningún lado que porque tuviera entradas así que fingieron una larga sonrisa. 

Todo iba bien, hasta que el día siguiente por la mañana, recibí un mensaje de este chico, el que me había vendido las entradas en el que decía: Oye lo suento :S al.final minentrada no te la puedo vender... K me la ha pedido mo hermana :S k no.sabia que queria ir... Pero si un colega se hace cn otra t aviso :S

Eso me hundió la moral, toda mi ilusión se desvaneció. Pero no me quedé ahí, esta vez no iba a quedarme de brazos cruzados. Se lo dije a mi madre, y decidimos probar una suerte, que practicamente no existía, íbamos a ir a ver si quedaban entradas en aquella taquilla de última hora. Esto a mi padre no le hizo ninguna gracia, ya que él me había dicho que eso era un timo, y estaba muy seguro de tener razón. Además estaba muy seguro de que no iban a quedar entradas, ni siquiera el día que yo le dije de ir (el primer día del sorteo). 
Mi madre y yo fuimos hasta allí,  cuando llegamos el hombre que estaba en la taquilla nos dijo que las entradas se habían agotado, a última hora de la tarde del día que yo le dije a mi padre que si podía ir. 
Me hundí. Perdí esa oportunidad porque a mi padre no le dio llevarme o aún peor, no le dio la gana de darme permiso para ir, porque en ningún momento me dio una razón convincente para no ir. 
Me frustré muchísimo. No se lo iba a perdonar nunca. Mi madre y yo volvíamos en el coche, y yo no me contenía de la rabia y la impotencia que sentía en ese momento... Había perdido la oportunidad de conocer a Daniel Radcliffe en persona. De conocer a uno de mis ídolos. De conocerlo ¡GRATIS! y todo por culpa de mi padre. 

Decidí que no sacaba nada con enfadarme con mi padre, yo saldría perdiendo. Así que lo dejé pasar, aunque yo estaba realmente dolida. 

Decidí esperar a que mis amigos me confirmasen lo de 'El Hormiguero' aunque yo no contaba mucho con ello. 
Finalmente me dijeron que no había sitio en el programa, pero ya no me molestó, supongo que ya lo sabía. Vi el programa desde casa. Resultó ser un programa realmente bueno, porque Daniel dejó ver su faceta más tierna y cariñosa, pero también entusiasta. Hicieron cosas interesantes como caminar sobre el agua, una curiosa mezcla entre Daniel y otros famosos y muchas chorradas más de este programa. (Aunque a muchos no os guste Daniel o 'El Hormiguero' os recomiendo que veáis el programa, fue realmente bueno) 




Daniel Radcliffe tirando "bengalas" en 'El Hormiguero'

Daniel poniéndose los calcetines, tras habérselo pasado pipa caminando 'sobre las aguas'.




No es lo mismo, pero aún así me gustó mucho. Pero me quedé con las ganas de algo más así que pensé, <Oye, pues voy a la alfombra roja y así le veo, y quizá consiga que me firme algo.> Pero algo extraño me pasó. Esa noche, la noche del día 13 algo se me pasó por la cabeza: <¿Merecía la pena ir?> <¿Y si iba y resultaba que no merecía la pena?> <¿Y si no iba y perdía esa oportunidad? Nunca me lo perdonaría>.
Las dudas y la incertidumbre me mantuvieron ocupada la noche, privándome así del descanso. 

Por la mañana, desesperada por no haber encontrado la solución a mi dilema, hablé con mi prima (persona que suele sacarme de estos embrollos, para bien o para mal). Ella comenzó diciendo que, si ella fuera yo no iría. Ella pensaba que no merecía la pena, pero yo no estaba segura. Pero tras un rato hablando ella me preguntó <¿A que hora es?> <¿Por qué? ¿Vas a venirte conmigo?> Le dije de broma. Me contesto que sí. Me volví loca de ilusión, eso significaba que sí iría, duda resuelta, y además no iría sola. 

Finalmente, esa tarde, mi prima, su amigo y yo, acudimos allí. Nuestro lugar de encuentro y lugar también del acto: Cine Callao. Todo estaba preparado; las vallas estaban colocadas, la gente también. La alfombra roja estaba lista y los guardias no dejaban de pasearse por la zona.
Aún no había mucha gente, pero comencé a darme cuenta de que el ambiente, pero sobretodo la gente, no molaba nada. En estas cosas la gente se vuelve totalmente egoísta y malvada. 
Según se iba acercando la hora de que el acto comenzase, la gente empezó a apelotonarse junto a la valla, dejando cada vez menos sitio entre persona y persona. 

Mi prima y su amigo, al ver que yo estaba muy nerviosa, porque a pesar de estar en segunda/tercera fila, veía que no iba a llegar a que me firmase el álbum, decidieron  hacer un rato el estúpido para liberar tensiones. 
Este amigo, había traído oculta en su chaqueta, una máscara de caballo, que los tres nos fuimos poniendo y estuvimos jugando con ella. 

Mi prima (con la máscara) y su amigo, haciendo el tonto, como siempre.
Al principio fue él que se la puso, y estuvo paseándose entre un cámara y su presentadora durante buen rato. La gente se quedaba alucinada al ver a un chico, paseando por Callao con una cabeza de caballo en la cabeza. Lo más gracioso de todo y que hizo que mi prima y yo cayésemos al suelo de la risa fue, que la cabeza de caballo impide una correcta visión y este chico iba chocándose con todo ser viviente. 

Más tarde la gente empezó a apelotonarse aún más y cada vez estábamos más cerca de la valla y más juntos. 

Durante la hora de retraso con la que comenzó el evento, estuvimos entreteniéndonos en meternos con otra gente, en buscar al tío más feo entre el público (que se reflejaba en la gran pantalla que hay sobre el Cine Callao) y en buscar a mi prima, subida sobre mi espalda con la cabeza de caballo puesta. 

Cuando la gente comenzó a gritar y a moverse (dentro de lo posible porque no había casi sitio) supimos que la batalla iba a comenzar. 
En cuanto Daniel entró al recinto, la gente comenzó a ponerse nerviosa y a transformarse en, no animales, sino bestias, que empujaban sin ton ni son, ni darse cuenta de que no existía la opción de moverse hacia ningún lado. 

Cuando me quise dar cuenta, las piernas no me aguantaban, había estado aplastada durante una hora y media, de pie, unas dos o tres y de puntillas un media hora. A medida que Daniel se acercaba donde estaba yo, la gente comenzó a empujarnos hacia el lado contrario, consiguiendo así que yo perdiera la posición que había logrado en segunda fila. Con el fin de que Daniel me firma se un autógrafo, estiré el brazo con el que sostenía el cuaderno. Error. La gente que estaba a cada lado, comenzaron a empujar hacia mi dirección, haciendo así que no sintiera el  brazo de derecho (con el que sujetaba el cuaderno) y haciendo así que toda la parte derecha de mi cuerpo no tocase el suelo. Yo intentaba hacerme sitio, pero sin fuerzas ni espacio para moverme, los resultados fueron nulos.

Pero en un momento de mínima calma, pude darme cuenta de lo egoísta que se vuelve la gente. La chica que estaba en  primera fila, estaba impidiendo que otras personas se acercasen a la valla, otras chicas estaban apartando los brazos de personas desesperadas como yo, que lo único que querían era un autógrafo. Tras este momento, me di cuenta de que no merecía la pena luchar por conseguir una firma suya, ya que el brazo con el que sostenía el cuaderno, empezaba a dolerme una barbaridad y estaba siendo aplastada. Decidí apartar mi objetivo principal (el autógrafo) y logré mi segundo objetivo: Verle cara a cara. 

Mientras unas chicas se abalanzaban medianamente sobre él, dejaron entre la gente, un hueco que me permitió ver a Daniel a menos de un metro de distancia. Aunque el no me vio, no pude evitar apartar la mirada de sus ojos y de su sonrisa. 


Esos ojos tan azules, hicieron que una milésima de segundo, pareciesen horas, e hicieron que todos mis males pasaran. Cuando él se movió hacia la siguiente zona, decidí que era hora de irse. Ese era  todo lo que iba a conseguir de ese día. 

~Todo esto pasó en un par de minutos, y sé que hay gente que ahora pensará que soy idiota por perder mi tiempo en eso. ~

Estiré el brazo que tenía libre en dirección a mi prima y su amigo que estaban justo detrás de mi, para protegerme de bestias que intentaban tirar de mi o saltarme por encima. Mi prima me cogió el brazo, se acercó a mi cara para poder oír lo que yo estaba gritando y en cuanto ella escuchó las palabras -Sácame de aquí - tiró de mi hacia fuera, y hasta que no atravesamos toda la plaza de Callao no logramos huir de la muchedumbre. 





Bueno, principalmente esta ha sido mi experiencia. Que yo no calificaría como esplendorosa, porque podría haber mucho mejor, pero que no ha sido tampoco mala. 
No sé que sentir sobre esto que he vivido. Estoy contenta, porque he realizado algo nuevo, pero sobretodo algo que no me va a permitir quedarme con la duda. Estoy contenta porque ahora sé que es lo que me podría haber perdido, y aunque no lo entendáis, me podría haber perdido algo muy grande. 
He vivido una experiencia que, por lo cuento, muchos pensaréis que no ha merecido la pena, pero para mi lo ha ha hecho. Aunque no logré un autógrafo, o no conseguí darle la mano o lo que sea, yo me siento bien. Me lo pasé en grande y lo repetiría un vez y otra y otra, aunque no cuatro veces, la verdad, es una buena experiencia, pero quieras que no, el calor, el agobio, la gente, y (aunque parezca que no) el esfuerzo, dan mucha hambre... 





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