24 de octubre de 2011

Capítulo 4 "Él, yo, nosotros y los demás"


- Evangeline, olvida lo que he dicho antes. Quiero que vengas conmigo, hasta que esto se calme.
Sonreí.
De pronto, oímos un disparo.
Rupert me miró, y le examiné rápidamente, por un momento pensé que estaba herido. Gracias a Dios, el tirador falló.
Le cogí la mano con fuerza, y echamos a correr. Dos hombres iban tras nosotros. No corrían muy deprisa, pero ambos iban armados. Rupert me decía que no mirase hacia atrás. Pero no es tan fácil como parece, cuando sabes que en cualquier momento puedes recibir un disparo.
Corrimos a toda velocidad a través de tres o cuatro calles más. Entonces, dimos un brusco giro y nos metimos en un sótano. Rupert cerró rápidamente la puerta y por la mirilla vio como los hombres pasaban de largo.
Mi respiración había abandonado su ritmo normal, y estaba muy nerviosa. No paraba de dar vueltas.

-No me cabe en la cabeza. ¿Quieren matarte porque les debes dinero?- Pregunté extrañada.

-Es... Es algo más complicado que eso.

-Bueno, creo que es un buen momento para explicármelo, ¿no te parece?

-Está bien, pero lo más seguro es que no sea lo que quieres oír. Cuando jugué, y perdí, dije que no les pagaría un duro, entonces me dieron una paliza, me levanté y arrebaté contra uno de los de su banda. Me pasé y cuando me quise dar cuenta, aquel hombre estaba muerto. Yo le había matado.
Me persiguen porque quieren su dinero, y su venganza.

- Lo... Lo... ¿Lo mataste? - Pregunté asustada.

- Sólo me estaba defendiendo. Ellos querían matarme.

Asentí, pero no dije nada. Estaba sin palabras.

- Ojalá nada de esto hubiera ocurrido. - Dijo muy serio.

- Lo que me llama la atención es, ¿Cómo has logrado mantener todo esto lejos de prensa y cámaras?

- No lo sé, pero creo que la propia banda se encarga de que no salga en televisión y radio, porque si eso ocurriera les pondría en riesgo. Son una mafia muy poderosa, y hacen lo que sea para ocultarse.

- Mafia. Madre mía. Tienes problemas con la mafia. Entiendo. - Asentí con lentitud.

- Lo mejor será que pasemos aquí la noche. Iré a buscar algo de comer. No te muevas de
aquí.

- ¿Vas a ir tú solo? - Pregunté preocupada.

Él asintió.

- Ten mucho cuidado.

- Hecho. - Dijo enamorándome con su sonrisa.

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Cuando Rupert se fue, me puse a pensar. ¿De verdad esto estaba ocurriendo? ¿De verdad había chocado con Rupert Grint? ¿De verdad es él un asesino? ¿De verdad corro peligro permaneciendo a su lado?

Me cuesta mucho creerlo, pero no veo ninguna razón por la que deba desconfiar de él. Él confía en mi, si no, ¿por qué me ha contado todo eso? Y, ¿por qué confía en mi?

Empecé a pensar en él, en todo lo que le he admirado todos estos años, y ahora estar compartiendo algo con él, resulta increíble. Pensar que en casi 10 años, había estado enamorada de él, que tenía pósters con su cara en mi pared. Esto debía ser un sueño.
Todos estos pensamientos, y todas esas preguntas no se me iban de la cabeza.

Comencé a encontrarme mal, y me quedé dormida.

Desperté justo cuando Rupert entraba por la puerta, y en su mano traía una pistola.

-Evan, levanta, tenemos que irnos.

-Pero, pero ¿Que ha pasado? ¿A dónde vamos?

-Luego te explico, tengo el coche en la puerta. Sube, arráncalo y espera que yo llegue. ¡Rápido!

Cuando salí, había un Mondeo rojo aparcado justo en la puerta. Y a unos 20 metros, estaban los hombres que nos habían estado siguiendo. Le tienen, pensé.



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