Me
he metido en un buen lío.
Ahora
lo sé, este chico no me ha dado más que problemas. Pero uno no
elige de quien se enamora.
--------------------------------------------------------------------------------------
Era
tarde. Iba de camino a casa. Me encontraba caminando por una calle
que suele estar llena de gente. Pero que aquel día estaba vacía.
Observaba
distraída como el viento sacudía las hojas de los árboles.
Entonces, un hombre de unos cuarentaitantos años me preguntó
agitado, si había visto a un hombre pelirrojo. Durante unos
segundos no pude contestar, me había quedado asombrada con la
cicatriz que atravesaba la cara de aquel hombre. De repente, el
hombre me agarró y me sacudió. Entonces reaccioné y contesté que
no lo había visto.
Él
hombre se marchó, y yo me di la vuelta para ver como se iba.
Cuando
me fui a dar la vuelta, no me di cuenta de que un hombre venía
corriendo justo en mi dirección. No me dio tiempo a apartarme y chocamos.
Cuando
me quise dar cuenta, estábamos los dos tirados en la acera. Y yo
estaba sobre él. Nos levantamos, y él se dio cuenta de que al
chocar me había herido. Mis manos habían ido a parar sobre unos
cristales rotos.
-Oh,
madre mía. Lo siento mucho. No quería hacerte daño.
-No
te preocupes, no es nada. -Dije con los ojos llorosos.
Se
paró en seco, dio un paso hacia mí, y me sujetó las manos con
mucho cuidado. Se ofreció a acompañarme al hospital. Accedí.
Se
puso a llover.
Al
principio, la lluvia era muy leve, pero en cuestión de minutos
estábamos empapados.
Era
de noche, estaba muy mojada. Tenía frío.
Él
se dio cuenta y me puso su chaqueta por encima. De poco sirvió
porque también estaba empapada. Pero aún así me pareció un gesto
muy noble.
Caminamos
juntos hasta el centro sanitario más cercano. Durante el trayecto
ninguno de los dos dijo una palabra. De pronto dejó de llover. Y el
hombre se quitó la capucha que llevaba.
Para
mi asombro, el hombre era pelirrojo. Entonces me pregunté si ese
podría ser el hombre por el que antes me habían preguntado.
Durante un par de minutos más ninguno de los dos dijo nada. Pero yo estuve
mirándolo atentamente.
-
Perdona, una pregunta. ¿Eres Rupert Grint, no es cierto?
-
Eh sí, sí. Ermm... ¿Tú eres?
-
Evangeline. Encantada de conocerte. - Dije, con una boba sonrisa en
mi cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario